Era una casa
que tenía el aspecto de estar deshabitada. La puerta y las ventanas estaban
cubiertas de hiedras. Lo que se veía presentaba un aspecto desolador. Nosotros nos
acercamos a la entrada cuando de repente una señora abrió la puerta y nos
invitó a pasar.
-Es mejor
que no entremos –le dije asustada a mi hermano.
Pero Yago, como
no le tiene miedo a nadie y le gusta la aventura, me coge de la mano y nos
adentramos.
Después de
recorrer el largo pasillo llegamos a la cocina donde la señora tenia puesta la
mesa para dos personas. Nos sentamos y empecé a recordar aquel cuento en el que
dos hermanos entran en una casa donde una bruja los intenta comer. Entonces,
nos levantamos y nos dirigimos hacia la puerta cuando aparece la señora y la
pecha.
Intentamos escapar
a la vez que Yago le mira a los pies y ve que la señora se está empezando a convertir
en una serpiente.
Después de
recorrer todo el piso de abajo encontramos una ventana por la que poder
escapar, la rompo con un jarrón que había en una mesita y de un salto
conseguimos escapar de allí.
Empezamos a
correr cuando mi hermano mira hacia atrás y se para sorprendido, la casa había desaparecido.