Como un viernes cualquiera, eran las 6 de la tarde y mis amigos y yo habíamos quedado para salir. Son de esas tardes de invierno en las que hacemos cualquier cosa menos estar en la calle por el frio que hace, aunque sin saber por qué, esa tarde decidimos quedarnos en un banco cuales señores mayores.
Las horas pasaban rápidamente, nos lo estábamos pasando muy bien; pero había llegado la hora de irse a casa. Normalmente mi mejor amigo me suele acompañar para que no vaya yo sola, pero ese día sin yo saber por qué me dijo que no lo haría. En cambio, otro de mis amigos si se ofreció a acompañarme, yo me sonrojé porque llevábamos varias semanas hablando y me había empezado a gustar. Me acompaño hasta el portal, y cuando nos íbamos a despedir… Me beso, y desde entonces todo ha cambiado. Desde ese día, se ha convertido en una persona especial en mi vida.
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